21 de septiembre de 2023
El Día Internacional de la Paz es una iniciativa de la Asamblea General de las Naciones Unidas para promover acciones globales que fortalezcan los ideales de la paz y hacer un llamamiento a la acción que reconozca “nuestra responsabilidad individual y colectiva de promover la paz”. Además, reafirma que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es el camino posible para crear una cultura de paz en todo el mundo.
En el siglo XX, con el fin de la segunda guerra mundial, se redefinió el concepto de paz dándole una dimensión más amplia, que fuera más allá de la no existencia de conflictos bélicos, y en esa renovada dimensión el respeto a los derechos humanos y el acceso a ellos son las condiciones para lograr una paz sostenible y viceversa.
En nuestra región, la Declaración Política del MERCOSUR, Bolivia y Chile como zona de paz y libre de armas de destrucción masiva, cumple 25 años. En este instrumento los países del MERCOSUR afirmaron que el proceso de integración promueve la confianza y cooperación entre los Estados, y que la paz es “un elemento esencial para la existencia, continuidad y desarrollo del proceso de integración del MERCOSUR”.
En esta declaración los Estados también reafirmaron que “la democracia representativa, el respeto a los derechos humanos, el progreso social y la protección al medio ambiente” son elementos fundamentales para el afianzamiento de la paz y la seguridad en la región. Hoy, 25 años después podemos ratificar la plena vigencia de este posicionamiento.
Es indiscutible que el retorno a la democracia -luego de largos y cruentos períodos de dictaduras cívico-militares en nuestros países- y la integración regional fundada en el respeto irrestricto a los derechos humanos, ha permitido e impulsado la ampliación de derechos en dimensiones como la económica, social, cultural, ambiental, identitaria, étnico-racial, de género, entre otros.
Sin embargo, el mundo y la región se encuentran en un momento de inflexión. La sucesivas crisis económicas, globales y nacionales, la concentración de la riqueza, las desigualdades estructurales, el impacto de la pandemia de COVID-19 sobre las personas y comunidades en situación de vulnerabilidad, la proliferación de grupos y discursos anti derechos, el armamentismo, los grupos criminales organizados, entre otros, ponen en jaque la tan anhelada paz como derecho colectivo.
En este escenario es imperioso profundizar en la ampliación de derechos, la democracia y la justicia social, con Estados fuertes fundados en los principios de justicia, equidad, cooperación, democracia, participación popular protagónica, inclusión y el compromiso con la superación de conflictos. Todo esto apunta también al cumplimiento del Objetivo 16 de la Agenda para el Desarrollo Sostenible, que indica la necesidad de promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas. Sin ejercicio y disfrute de los derechos humanos no hay paz sostenible.
Desde el IPPDH ratificamos nuestro compromiso con la promoción y protección de los derechos humanos y reafirmamos que este es el único camino para consolidar la paz, en la región y el mundo.
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